lunes, diciembre 25

La leyenda del Apu Sara Sara y La Laguna de Parinacochas

El Apu Sara Sara y La Laguna de Parinacochas - Ayacucho

La diosa Coropuna, bella y atrayente como ella sola, se encontraba lavando ropa en un riachuelo de la meseta de Parinacochas, sobaba y enjuagaba e iba exprimiendo anacos de colores, chumpis y una linda apacha color marfil, mientras tarareaba melodiosas notas con su dulce voz, detrás de la loma la observa embelesado Sayachipa, un pequeño dios guerrero, quien le hace conocer su sentimiento lanzándole pepitas de oro cada cierto tiempo,
La leyenda del Apu Sara Sara y La Laguna de Parinacochas - DePeru
La leyenda del Apu Sara Sara y La Laguna de Parinacochas

Coropuna al sentir los golpes y ver las pepitas doradas mira a sus espaldas pero no ve a nadie.

Sayachipa travieso sonreía al verla así y silbando siguió tirando más y más pepitas.

Molesta Coropuna se levanta mostrando toda su belleza y caminando hasta el lugar de donde venían las pepitas dice:
-¿Quién se atreve a molestarme lanzándome piedrecitas? No sabe que soy Coropuna la diosa adivina de las cordilleras; vengo a esta meseta incomparable invitada por su propio dueño, el poderoso Apu Sarasara. 

Al llegar a la loma ve a un pequeño hombrecillo que salta y sale sonriente y con actitud amigable dice:
-Soy yo, hermosa Coropuna, me llamo Sayachipa y soy súbdito del Apu Sarasara.

Coropuna lo mira sorprendida y le dice:
-Bien, pequeño guerrero, pero ¿no sabes que es costumbre lanzar piedrecitas a una
dama sólo para enamorarla?

Sayachipa osado arroja más pepitas a los pies de Coropuna y riendo le responde:

-Bellísima diosa Coropuna te he lanzado pepitas de oro para demostrarte mi admiración.

Coropuna lo mira preocupada y le contesta diciendo:
-Debes estar mal de la cabeza joven guerrero porque si Sarasara se entera de tu acción, te hará trizas...

Ordenándole le dice: Anda ¡Vete de aquí!

Sayachipa, terco se acerca a Coropuna, trata de tomarle las manos a la diosa que se aleja y le dice: 
-Por tu hermosura, bella diosa, me enfrentaré al propio Sarasara, si es preciso.

Sarasara desde lejos lo había visto y oído todo, se acerca presuroso hasta donde está Coropuna y Sayachipa, al ver que el Apu se acerca la diosa dice angustiada a Sayachipa:
-¡No sabes lo que dices, Sayachipa! Veo venir a Sarasara ¡Huye!

Sayachipa levanta los hombros y rien do le dice: -¡No le tengo miedo!

Sarasara se acerca y furioso se pone frente a Sayachipa diciéndole:
-Con que enamorando a mi prenda, joven atrevido. ¡Fuera de aquí!

Sayachipa altivo se cuadra frente al Apu Sarasara diciéndole:
-¡No me iré poderoso Sarasara porque también tengo derecho a buscar el amor!

-Claro tienes derecho al amor...pero busca jóvenes de tu edad y tamaño. No mires tan alto que Coropuna es mía, le contesta Sarasara.

Sayachipa en tono acusador le dice a Sarassara:
- Entonces ¿por qué enamoras a las diosas Solimana y Pallapalla? mirando de reojo a Coropuna que se sorprende y gesticula mirando a Sarasara.

El Apu se acerca amenazante a Sayachipa que sigue gritándole:
- Claro, ¡Quieres acaparar a todas las jóvenes hermosas de la comarca! Eso, ¡No te lo permitiré! Diciendo esto ataca a Sarasara lanzándose a sus pies... lo hiere.

Sarasara se pone en guardia gritando:
-¡Te haré pedazos y aprenderás a respetarme! 

Pelean ardorosamente hasta que Coropuna los separa al notar que Sarasara ha golpeado a Sayachipa.

Coropuna molesta le dice: -¡Basta, Sarasara...Sayachipa está maltrecho!

El Apu deja al atrevido y se sienta, Coropuna ayuda a Sayachipa y lo deja a un lado diciendo:
-Descansen y curen sus heridas que se hace de noche y yo debo volver a mi lugar, se despide y se va.

Sayachipa y Sarasara se sientan a curarse, luego el pequeño se cubre con un poncho y Sarasara con un manta oscura coronada de blanco y extiende a sus pies una manta celeste de gran tamaño y se duerme.

Al día siguiente, Coropuna regresa al lugar donde dejó a los rivales y se encuentra con una inmensa laguna al pie del Sarasara, ve a los dos hombres que aún duermen.

Sayachipa está lleno de moretones. Coropuna lo mira y dice:
-¡Pobre Sayachipa! Parece un envoltorio. 

Acercándose a Sarasara lo saluda, diciendole: -¡Eterno seas Apu Sarasara!

Sarasara se levanta quitándose el manto le dice:
-¡Buen día a Pachamama! ¡Gracias por venir a verme querida Coropuna! 

-¡Es un día memorable, eterno Apu Sarasara porque apareció esta hermosa laguna en la meseta! ¿Cómo apareció? Pregunta la diosa.

-Eres adivina, hermosa Coropuna y lo sabrás de todas maneras. Ocurre que en la noche sufrí fuertes dolores por las heridas que me causó Sayachipa en los pies y rodillas con sus puñetes, patadas y mordiscos. Confieso que lloré de dolor y mis lagrimas formaron esta laguna –dice Sarasara.

-Debes reconocer que Sayachipa es un valiente, poderoso Sarasara -dijo Coropuna. Ahora veremos la suerte de tu laguna en las hojas de la coca. Sabes poderoso Apu que tu laguna se poblará de parihuanas y que saldrán de ella cuatro hermanos y cuatro hermanas que poblarán tus tierras fértiles, regadas por los ríos Huancahuanca y Sanqarara.

-Así será mi buena Coropuna, dice Sararara. 

Y así fue como se pobló esta hermosa región.

¿Qué lecciones sacamos de esta leyenda?

Primero
No ser desleales, las mujeres ajenas se respetan.
Sayachipa fue desleal con Sarasara y por ello recibe su castigo.

Segundo
Las mujeres honradas siempre se respetan y se dan a respetar.
Tal como lo hizo la diosa Coropuna al no hacer caso a Sayachipa.

Tercero
No hay enemigo pequeño, de todos debemos cuidarnos.
Sarasara fue herido por quien menos pensaba.

Cuarto
No acomplejarse creyéndose ser superior sino que hay que saber reconocer males y dolores para superarlos.
Sarasara demostró su grandeza al reconocer el dolor que le había producido el pequeño dios, pero ello no lo amilanó.
Créditos/cronicasayacuchanas.blogspot.pe

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