lunes, enero 1

La leyenda de El Condenado de Suñape

El Condenado de Suñape - Tarucachi

Era un día del  mes de marzo, muy de mañana, Tomás Mamani, joven de veinticinco años de edad aproximadamente, había salido con su chalina al cuello y su lampa en la mano, a regar sus parcelitas de maíz y papas al lugar denominado Suñape.

En el camino recordaba lo que siempre había escuchado que comerse algunas tunas por la mañana era muy bueno y saludable para el cuerpo.  Así que se antojó de comerse algunas que había visto en el mismo lugar. Luego de tender el agua, caminó con dirección a los tunales donde ya se imaginaba comiendo unas ricas tunas, las más grandes y coloradas.
La leyenda de El Condenado de Suñape - DePeru
Paisaje Tarucachi - Tacna /img/climate-data.org
Al acercarse, se encontró con un hombre que parecía le había madrugado en la idea. Al observarlo, Tomás se sorprendió mucho y para que el hombre huyera, desde lejos le lanza una  silbada, pensando que sería un ladrón de tunas pero éste no le hace caso y actuó como si no le escuchara.

Tomás se acercó a él para mirarlo de frente e imprecarle cara a cara el robo que le estaba propinando, al comerse las tunas que eran de sus padres. Cuando éste volteó para verlo, Tomás se llevó un gran susto, el hombre que comía las tunas tenía la boca ardiendo en fuego, con gusanos que rebasaban el cerco de sus dientes, en medio de las jugosas pepitas de tuna.

Aquel instante, Tomás se quedó mudo e inmóvil, los miembros no le respondieron para reaccionar ante tal escena. Cuando volvió en sí Tomás, el reconocido condenado había huido del lugar.

Al volver a casa, el joven había puesto en aviso a sus familiares y amigos sobre aquel condenado ladrón de tunas, para que todos tuvieran mucho cuidado.
Créditos/aquientacna.weebly.com

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