La lanza que hirió a Jesús estuvo en manos de Hitler y lo ayudó a ganar batallas
Cuenta la leyenda que el soldado romano, Casio, enterró la lanza en Jesús mientras estaba clavado en la cruz.
A partir de ese momento, surgió el mito de que quien poseyera dicha lanza sería invencible, lo cual era conjurado si la reliquia caía de las manos.
Según el historiador y periodista Jesús Hernández, Carlomagno la tuvo y ganó supuestamente grandes batallas gracias a ella; sin embargo, murió tras haberla tirado por accidente.
Después, cuando Hitler se enteró de las leyendas, se obsesionó con la lanza.
Cuentan que, cuando todavía se dedicaba a las artes, Hitler entró al museo de Hofbug y fue ahí donde vio por vez primera la Lanza de Longinos. Otros defienden la versión de que su ambición de tenerla surgió en una ópera de Wagner, Parsifal, donde figuraban la lanza y el Santo Grial.
Algunos sostienen que la lanza fue la causa por la que inició la Segunda Guerra Mundial.
Cuando las tropas invadieron Viena, se cuenta que Hitler confiscó la Lanza y la envió a Alemania, donde fue guardada dentro de un refugio antiaéreo y después fue reubicada a un búnker de la Panier Platz.
Cuenta la leyenda que Hitler se suicidó cuando los norteamericanos dieron con el lugar preciso en el que se encontraba el búnker con la lanza. Otros estudiosos defienden que la lanza fue reencontrada más bien en 1946, siete meses después del suicidio de Hitler.
Créditos/lanetanoticias.com
La lanza con la que hirió el soldado Cayo Casio Longino a Jesús, llamada también La Lanza del Destino, ha sido objeto de varias leyendas, entre las que destacan las de Carlomagno y Hitler, pues supuestamente, por tenerla en su poder, lograron dominar y vencer en varias ocasiones.
Cuenta la leyenda que el soldado romano, Casio, enterró la lanza en Jesús mientras estaba clavado en la cruz.
A partir de ese momento, surgió el mito de que quien poseyera dicha lanza sería invencible, lo cual era conjurado si la reliquia caía de las manos.
Según el historiador y periodista Jesús Hernández, Carlomagno la tuvo y ganó supuestamente grandes batallas gracias a ella; sin embargo, murió tras haberla tirado por accidente.
Después, cuando Hitler se enteró de las leyendas, se obsesionó con la lanza.
Cuentan que, cuando todavía se dedicaba a las artes, Hitler entró al museo de Hofbug y fue ahí donde vio por vez primera la Lanza de Longinos. Otros defienden la versión de que su ambición de tenerla surgió en una ópera de Wagner, Parsifal, donde figuraban la lanza y el Santo Grial.
Algunos sostienen que la lanza fue la causa por la que inició la Segunda Guerra Mundial.
Cuando las tropas invadieron Viena, se cuenta que Hitler confiscó la Lanza y la envió a Alemania, donde fue guardada dentro de un refugio antiaéreo y después fue reubicada a un búnker de la Panier Platz.
Cuenta la leyenda que Hitler se suicidó cuando los norteamericanos dieron con el lugar preciso en el que se encontraba el búnker con la lanza. Otros estudiosos defienden que la lanza fue reencontrada más bien en 1946, siete meses después del suicidio de Hitler.
Créditos/lanetanoticias.com
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