domingo, agosto 4

Biografía de Francisco Bolognesi

Biografía Corta | Francisco Bolognesi

Francisco Bolognesi Cervantes (Lima, Virreinato del Perú, 4 de noviembre de 1816 - Arica, Perú, 7 de junio de 1880), fue un militar peruano que participó en la Guerra del Pacífico, o más propiamente dicha, la Guerra del Guano y del Salitre. Con el grado de coronel, defendió la plaza de Arica enfrentando a las fuerzas chilenas muy superiores en número y poderío; y tras hacer la promesa de pelear «hasta quemar el último cartucho», sucumbió durante la batalla final. Es considerado Héroe Nacional del Perú. Fue declarado Patrono del Ejército del Perú por el gobierno del Perú el 2 de enero de 1951 (Orden General del Ejército de 1959) y elevado al grado de Gran Mariscal del Perú por Ley N.º 25 128 del 30 de noviembre de 1989.
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Biografía Ampliada | Francisco Bolognesi

Hijo del compositor italiano Andrés Bolognesi y de Juana Cervantes, nació en Lima el 4 de noviembre de 1816, según consta en su partida de bautismo. A la edad de ocho años se trasladó con su familia a Arequipa donde cursó estudios en el Seminario Conciliar de San Jerónimo. Luego trabajó como tenedor de libros (contador) de una empresa (1832-1840) e incursionó en el negocio muy rentable de la cascarilla y la coca, viajando para tal fin a las montañas de Carabaya (Puno). En 1853 ingresó en el ejército, durante la amenaza de guerra entre el Perú y Bolivia. Se especializó en artillería. Poco después, se sumó a la revolución liberal de 1854 encabezada por Ramón Castilla contra el gobierno de José Rufino Echenique. Se mantuvo leal al gobierno de Castilla durante la guerra civil de 1856-1858 y participó en la toma de Arequipa. Fue ascendido a coronel y enseguida participó en la campaña de Ecuador (1859-1860), siendo enviado luego a Europa para adquirir armamento para el ejército y cañones para los fuertes del Callao. En 1868 asumió como Comandante General de Artillería. Al estallar en 1879 la guerra de Chile contra el Perú y Bolivia, se hallaba ya retirado del servicio, pero solicitó su readmisión y fue destinado como Jefe de la 3º División en el Sur, al frente de la cual se destacó en las batallas de San Francisco y Tarapacá. Al replegarse los restos del ejército peruano hacia Tacna, se le confió la defensa de la plaza de Arica con 2000 hombres, la misma que fue sitiada por fuerzas chilenas muy superiores en número y poderío de fuego. Cuando el mando adversario, a través del mayor Juan de la Cruz Salvo, le solicitó su rendición, se negó dando su célebre respuesta: «Tengo deberes sagrados que cumplir y los cumpliré hasta quemar el último cartucho». Sus oficiales y subordinados le acompañaron resueltamente en su decisión. El 7 de junio de 1880 se libró la batalla final, donde, en sangrienta lucha cuerpo a cuerpo, cumplió su promesa y murió: una bala le impactó el corazón en tanto que un culatazo le destrozó el cráneo.

Nacimiento y vida temprana

Francisco Bolognesi Cervantes nació en la calle Afligidos (hoy jirón Caylloma N.º 125) de Lima, entonces capital del Virreinato del Perú, el 4 de noviembre de 1816, según consta en su partida de bautismo conservada en la Parroquia de San Sebastián. Su padre fue el italiano Andrés Bolognesi Campanella, destacado violonchelista y director de orquesta, oriundo de Génova, que llegó al Perú en 1807, estableciéndose primero en Lima y finalmente en Arequipa. Su madre fue arequipeña, llamada Juana Cervantes Pacheco. Tuvo seis hermanos, entre ellos dos mujeres, Margarita y Manuela, que se casaron con extranjeros y se alejaron del país; y un varón, Mariano Bolognesi, que llegó a ser también coronel de artillería y combatiente en la Guerra del Pacífico.

Su bautismo se realizó cuatro días después de su nacimiento, siendo su padrino Pedro Zárate Navia y Bolaños, marqués de Montemira, caballero de la Gran Cruz y mariscal de campo de los Reales Ejércitos.

El nacimiento de Bolognesi en Lima, con fecha en 1816, está probado por su partida de bautismo, que se conserva en el archivo arzobispal, y que fue publicada por primera vez en la revista Actualidades, número 67, año II, de 7 de junio de 1904. Posteriormente surgió la tesis de su nacimiento en Arequipa en 1822, uno de cuyos defensores es el historiador Artemio Peraltilla Díaz, pero que carece de sustento al no haberse hallado en dicha ciudad la partida de bautismo que pruebe ese hecho. Es más, existe otro documento probatorio del nacimiento limeño del héroe: la solicitud presentada por su madre Juana Cervantes al rector del Seminario Conciliar de San Jerónimo, el 16 de febrero de 1830, donde pide una rebaja de la pensión mensual a favor de su hijo Francisco, diciendo explícitamente que el aludido tiene 13 años de edad y que su partida de bautismo se halla en Lima.

Se presume que el niño Bolognesi asistió, al lado de su padre, a la ceremonia de proclamación de la independencia del Perú realizada en la Plaza de Armas por el general José de San Martín el 28 de julio de 1821, pues vivía a poca distancia;​ lo que si se sabe a ciencia cierta es que su padre fue uno de los firmantes del Acta de la Declaración de la Independencia del Perú.

Educación y primeras actividades

Bolognesi inició sus estudios escolares en Lima, pero a los ocho años de edad se trasladó con toda su familia a Arequipa, ingresando al Seminario Conciliar de San Jerónimo en 1825,​ donde sobresalió en el curso de matemáticas, lo que posteriormente habría de servirle cuando se especializó en el arma de artillería.​

A raíz de la muerte de su padre, dejó el seminario y pasó a trabajar como ayudante en la compañía comercial de los señores Lebris y Violler, demostrando gran dedicación y logrando escalar puestos rápidamente (1832-1840). A los 19 años de edad ya era tenedor de libros (contador).

En 1840 consiguió capitales y emprendió un negocio propio, relacionado con la explotación de coca y cascarilla, en la región montañosa de Carabaya, situada en el departamento de Puno.​ Para tal efecto se unió en sociedad con los señores cuzqueños Peña, Nadal y Garmendia y se internó en esa zona abrupta y boscosa, donde trabó contacto con tribus indígenas.​

Carrera militar

El 22 de julio de 1844, le tocó presenciar la Batalla de Carmen Alto, librada en una localidad vecina a Arequipa, acción en que las fuerzas constitucionalistas del general Ramón Castilla derrotaron a las del gobierno de facto del general Manuel Ignacio de Vivanco. Se cuenta que tuvo la osadía de cruzar, montado a caballo, la distancia que separaba a ambos contendientes, salvándose de morir por una descarga cerrada, que lo tumbó de su cabalgadura. Se dice que Castilla le ofreció un puesto en su ejército, pero Bolognesi optó por permanecer en la vida civil, arguyendo asuntos familiares y de negocios.

Sin embargo, en 1853, al estallar la tensión entre Perú y Bolivia, se alistó y fue seleccionado como segundo al mando de un regimiento de caballería, con el grado de teniente coronel. Si bien no estalló entonces la guerra con Bolivia, Bolognesi eligió permanecer en el ejército, y con el mismo grado de teniente coronel, pasó a ser 2.º jefe del Batallón Libres de Arequipa, participando en la revolución contra el entonces presidente Echenique, cuyo líder era el general Ramón Castilla. Durante el desarrollo de la campaña, fue nombrado Comisario General del Ejército Libertador (como se autodenominó el ejército rebelde). Recorrió la sierra peruana acompañando a Castilla y fue testigo de la firma de los históricos decretos de la abolición del tributo indígena y de la esclavitud. Después del triunfo de la revolución en la batalla de La Palma, librada el 5 de enero de 1855, sirvió al presidente Castilla como ayudante de campo.

Como militar, Bolognesi se especializó en el campo de la artillería, volcando para tal fin sus conocimientos en matemáticas.

En 1856, manteniéndose fiel al gobierno, comandó a la artillería durante la guerra civil, que tuvo su punto de partida en el estallido de la revolución del general Manuel Ignacio de Vivanco en Arequipa. Participó en el sitio y asalto de dicha ciudad del 5 de marzo de 1858 y resultó herido de dos balazos en el muslo derecho, en el combate librado en el fuerte Santa Rosa. Fue entonces ascendido a coronel efectivo de artillería (10 de marzo de 1858).​ Como dato anecdótico, en la toma de Arequipa participó también, en las fuerzas del gobierno, el entonces teniente Andrés A. Cáceres, el futuro Brujo de los Andes, otro de los grandes héroes peruanos de la Guerra del Pacífico de 1879-1883.

En 1859, Bolognesi asistió a la campaña del Ecuador, embarcándose con el Escuadrón Volante de Artillería en la fragata Amazonas. En dicha campaña no hubo ninguna acción de armas. Luego, el gobierno lo envió a Europa para que se perfeccionara en el arma de artillería, y a la vez le encargó la compra de cañones y fusiles con ánima rayada, para el uso del ejército peruano. Regresó al Perú en febrero de 1862, trayendo en total 54 cañones, armamento que fue saludado con regocijo por la población y fue probado con éxito en las playas de Conchán. Aunque no faltaron quienes, a través de la prensa, criticaron las adquisiciones. Bolognesi respondió en defensa del cuerpo de Artillería a través de un artículo que se publicó en el diario El Comercio, el 7 de abril de 1862.

Se cuenta que en medio de la algarabía causada por la adquisición de esos cañones, alguien dijo que con tal armamento, ya nadie se atrevería a hacer una revolución a Castilla. Bolognesi le respondió: «Prefiero reventarlos yo mismo, antes de que sirvan para matarse entre peruanos.»

Fue nombrado Comandante General de Artillería, en marzo de 1862, mando en el que se mantendría hasta su retiro en 1871. Viajó nuevamente a Europa en 1864, esta vez con la misión de adquirir los poderosos cañones Blakely, los mismos que envió al Perú, mientras que continuaba en el viejo continente negociando la adquisición de fusiles Comblain. Aquellos Blakely serían usados durante el combate del Callao del 2 de mayo de 1866, contra la flota española del Pacífico, aunque Bolognesi no alcanzó a pelear en dicho combate, por hallarse en ese momento en Guayaquil, en pleno viaje de retorno.

El 4 de marzo de 1868 fue nombrado primer jefe del Regimiento de Artillería de la plaza del Callao. Ejerció al mismo tiempo el cargo de gobernador civil del Callao. Se retiró del servicio el 30 de octubre de 1871.

Guerra del Pacífico

Cuando la Guerra del Pacífico comenzó en 1879, Bolognesi, de 62 años de edad, se reincorporó al Ejército peruano, siendo nombrado jefe de la 3º. División destinada a operar en la campaña terrestre del Sur.

Participó activamente en las acciones contra las fuerzas chilenas, incluyendo las batallas de San Francisco y Tarapacá; en esta última, librada el 27 de noviembre de 1879, participó a pesar de encontrarse muy enfermo de fiebre, soportando las diez horas que duró la lucha. En esta ocasión se recuerda que dijo al final de la batalla: «Las balas chilenas apenas llegan a las suelas de mi bota», aludiendo irónicamente a un disparo que le había arrancado un tacón de sus granaderas.

La defensa de Arica

El 3 de abril de 1880, Bolognesi asumió el mando del puerto peruano de Arica​, sitiado por las fuerzas chilenas al mando del general Manuel Baquedano.

Bolognesi disponía apenas de poco más o menos de 1500 hombres, mal pertrechados y con escasas municiones; sin embargo, aceptó la misión y demostrando una actividad y un entusiasmo extraordinarios, procedió a levantar fortificaciones en Arica. Ordenó la construcción de tres baterías o fuertes en la playa, que eran el "San José", el "Santa Rosa" y el "Dos de Mayo", y en el Morro, por el lado Este, otros dos fuertes, llamados "Ciudadela" y el "Este", para defenderlo de un posible ataque por ese lado. Estas construcciones se realizaron a base de sacos llenos de arena. Entre los fuertes de la playa y los del Morro ordenó levantar una muralla, también con sacos de arena. Además, formó partidas de caballería para que vigilaran por el norte y por el sur; mejoró la alimentación de la tropa; y ordenó el tendido de una triple red de minas (dinamita camuflada), las cuales debían activarse eléctricamente. Este último trabajo estuvo a cargo del ingeniero Teodoro Elmore, iniciando su ejecución el 2 de junio de 1880; sin embargo, debido a la falta de recursos y tiempo, no llegarían a funcionar idóneamente. Y desafortunadamente, Elmore fue capturado por los chilenos días antes de la batalla.

Al llegar a Arica la noticia de la derrota del ejército aliado peruano-boliviano en la batalla de Tacna (librada el 26 de mayo), Bolognesi convocó a una junta de sus jefes, a la que asistieron 27 de ellos. El acuerdo unánime que se tomó fue el de morir antes que rendirse y de agilizar los trabajos de fortificación de la plaza. Hubo solo una voz discordante, la del coronel Agustín Belaunde, comandante del batallón Cazadores de Piérola, el cual se mostró a favor de la capitulación. Se dice que poco después, Belaunde fugó hacia Tacna, escapando de un arresto que se le impuso como medida disciplinaria.

Bolognesi y los defensores de Arica guardaban la esperanza de la llegada de refuerzos. En efecto, una división al mando del coronel Segundo Leiva, de unos 3000 hombres, había salido de Arequipa poco antes de la batalla de Tacna, pero se retrasó y llegó a participar en dicha acción. Bolognesi envió dos telegramas a Arequipa, fechados el 3 y el 5 de junio, respectivamente, donde se denota su esperanza concentrada en la siguiente frase, que se ha hecho proverbial: «Apure Leiva». Sin embargo, la ayuda nunca llegaría.

El 5 de junio de 1880, el mayor Juan de la Cruz Salvo fue enviado por el mando chileno, como parlamentario para intimar a Bolognesi la rendición de Arica. Salvo hizo énfasis en que la enorme diferencia numérica de soldados, armamento y logística entre ambas fuerzas, resultaría en un inútil derramamiento de sangre. Bolognesi le respondió: «Tengo deberes sagrados que cumplir y los cumpliré hasta quemar el último cartucho», y repitió su respuesta en presencia de sus oficiales y con el completo respaldo de estos. Los oficiales que acompañaron al Bolognesi en la «sala de la respuesta» eran, según la lista establecida por el historiador Gerardo Vargas, los siguientes: el capitán de navío Juan Guillermo More; los coroneles José Joaquín Inclán, Justo Arias y Aragüez, Marcelino Varela, Alfonso Ugarte y Mariano E. Bustamante; los tenientes coroneles Manuel J. La Torre, Ramón Zavala, Benigno Cornejo, Francisco Chocano, Juan Pablo Ayllón y Roque Sáenz Peña; y el capitán de fragata José Sánchez Lagomarsino (comandante del monitor Manco Cápac). Otra versión incluye a los tenientes coroneles Ricardo O'Donovan y Francisco Cornejo.

El 6 de junio hubo un último intento del mando chileno de intimar a la rendición a Bolognesi, enviando en calidad de parlamentario al ingeniero Elmore. Pero el mando peruano se negó a recibirlo como tal, pues siendo Elmore un prisionero peruano, contrariaba las prescripciones militares del caso. Antes de regresar al campamento chileno, Elmore aprovechó la oportunidad para describir a sus compatriotas la situación del lado chileno y les previno que el ataque enemigo vendría por el sector Este, como efectivamente ocurriría.​

La batalla de Arica

Tras varios días de sitio y bombardeo, y debido a las numerosas bajas recibidas en el intento de doblegar a las defensas peruanas de Arica por vía marítima, el mando chileno acordó finalmente un ataque masivo terrestre. El encargado de dirigir la operación fue el coronel Pedro Lagos. Previamente, se realizó un masivo bombardeo sobre Arica.
Biografía de Francisco Bolognesi - La batalla de Arica
En la madrugada de 7 de junio de 1880, los chilenos desataran el asalto de Arica por el sector Este, donde se hallaban los fuertes Ciudadela y Este. Se inició así la batalla de Arica. La primera acometida chilena la recibió el fuerte Ciudadela, donde dieron férrea resistencia los batallones Granaderos de Tacna y Artesanos de Arica. Allí murió luchando bravamente el anciano coronel Justo Arias y Aragüez y destacó el cabo Alfredo Maldonado, que voló a costa de su vida el polvorín, lo que mató a diez soldados chilenos y a otros más peruanos. Ello originó la feroz represión de los chilenos, que lanzaron la consigna de no hacer prisioneros.

Caída la Ciudadela, el fuerte Este concentró la arremetida Chilena; su jefe, el coronel Marcelino Varela, resultó herido y fue reemplazado por el comandante Francisco Chocano. En la defensa de este fuerte cayeron José Joaquín Inclán (comandante general de la VII División), Ricardo O'Donovan (jefe del Estado Mayor de la VII División) y Francisco Cornejo (segundo jefe del batallón Cazadores de Piérola).

Caídos los fuertes Ciudadela y Este, Bolognesi ordenó a los batallones Iquique y Tarapacá (que se hallaban en el sector Norte) que se replegaran hacia el Morro; estos batallones estaban al mando del coronel Alfonso Ugarte. En esta maniobra cayeron el teniente coronel Ramón Zavala (jefe del batallón Tarapacá) y Benigno Cornejo (segundo de Zavala), así como el coronel Mariano Bustamante (jefe de estado mayor de la VIII División). Bolognesi intentó también activar las minas que harían volar el Morro, pero estas no funcionaron.

En el Morro se concentraron 400 defensores peruanos al mando de Bolognesi, Manuel J. La Torre, Alfonso Ugarte, Roque Saénz Peña y Juan Guillermo More. Los chilenos asaltaron el Morro avanzando desde Cerro Gordo. En medio de la feroz pelea cuerpo a cuerpo que se desarrolló en la cima del Morro, el coronel Bolognesi cayó herido de bala, pero aun así empuñó su revolver para seguir luchando, instante en el que murió por efecto de un culatazo en la cabeza (otra versión habla de un balazo) y sus restos fueron defendidos por sus soldados hasta el exterminio de estos. Al lado de Bolognesi sucumbió el capitán de navío Juan Guillermo More, jefe de las baterías del Morro, que se batió hasta el último instante de su vida con un revólver y una espada en cada mano.

Otra escena considerada heróica lo dio el sargento mayor Armando Blondel, tercer jefe del Artesanos de Tacna, quien junto con cuatro soldados defendió el pabellón peruano, hasta caer bajo las balas enemigas. Luego, el coronel Alfonso Ugarte, según una versión transmitida por el historiador Clements Markham, tomó el pabellón y montado a caballo se lanzó desde lo alto del Morro hacia el precipicio. En el sector Norte, el teniente coronel Juan Pablo Ayllón, hizo volar las Baterías San José, Dos de Mayo y Santa Rosa, para que no cayeran en poder del enemigo. Por su parte, el comandante Lagomarsino hundió a su buque, el monitor Manco Cápac.

Murieron en Arica unos 900 defensores peruanos, es decir, casi los dos tercios de las fuerzas totales; el resto fue tomado prisionero. Tan elevado número de víctimas peruanas se debió a que muchos heridos y prisioneros fueron fusilados por los chilenos. Hubo también saqueos, incendios y ataques a los consulados, entre otros desmanes desatados por las tropas vencedoras. Todos estos excesos se dieron, a decir de los mismos chilenos, en represalia por la explosión de algunas minas durante la batalla, que les causaron algunas bajas.

Los restos de Bolognesi fueron trasladados al Perú en julio de 1880, a bordo del transporte Limeña, junto con los restos de otros dos caídos en Arica: Juan Guillermo More y Ramón Zavala. Actualmente se encuentran en la Cripta de los Héroes del Cementerio Presbítero Maestro.
Créditos/wikipedia

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