Naves voladoras no identificadas son investigadas por la FAP , Peru
“El 11 de abril de 1980 tuve una experiencia de combate aéreo con un objeto volador desconocido que se desplazaba sin contar con los elementos de propulsión y control de vuelo propios de las aeronaves de esa época, y que todavía son requisitos en la actualidad. Dicho objeto realizó maniobras que contravenían las leyes y principios de la aerodinámica. Al analizar el desarrollo del evento e investigar sobre los avances tecnológicos en el medio aeronáutico y aeroespacial, no llegamos a encontrar ningún artificio o aparato que hubiera podido efectuar las maniobras que este realizó”.
El Departamento de Defensa de EE.UU. envió incluso al Perú un agente para que recogiera los detalles del suceso. Este elaboró un reporte confidencial el 5 de octubre de 1980. En este documento —al que El Comercio tuvo acceso— se precisa que el objeto ingresó a una área restringida del cuartel general, “por lo que el comando responsable de la base ordenó su inmediato derribo”.
Santa María explica —29 años después— que cuando esto ocurrió, sus superiores acordaron “no elaborar ningún informe interno para que la noticia no sea conocida por personas ajenas al ámbito militar y así evitar que intenten, por motivos científicos o por curiosidad, ingresar a la base aérea que poseía material soviético de guerra único en Sudamérica”. Nadie explica hoy cómo los estadounidenses se enteraron.
Tuvieron que pasar 21 años para que las Fuerzas Armadas decidieran analizar con seriedad este tema. Así, con la ordenanza interna 55 del 2001 y durante la gestión del general del aire Jorge Del Carpio, la Fuerza Aérea Peruana (FAP) creó la Oficina de Investigación de Fenómenos Aéreos Anómalos (Oifaa), adscrita a la Dirección Nacional de Intereses Aeroespaciales (Dinae), pero que ahora tiene el rango de departamento: Difaa.
LOS PRIMEROS REPORTES
Inicialmente, la oficina estuvo bajo la batuta del comandante Julio Chamorro y estuvo integrada por Abraham Ramírez Lituma (experto en derecho espacial), Hernán Rivas Machuca (ingeniero aeronáutico), Patricia Mezet (bibliotecóloga), Fernando Fuenzalida (antropólogo) y Anthony Choy (abogado e investigador de estos fenómenos).
Actualmente la Difaa cuenta con personal y recursos propios y funciona en la cuadra 52 de la avenida Arequipa, en Miraflores. Está compuesta por un oficial y dos asesores. En la FAP no dieron mayor información.
Desde que la Oifaa se fundó comenzó a recibir alrededor de cuatro o cinco testimonios semanales sobre supuestos avistamientos. Los testigos eran sometidos a un exhaustivo cuestionario de 17 páginas elaborado por el equipo investigador.
“Este documento ha sido preparado para que usted pueda proporcionar a la FAP el máximo de información relativa al fenómeno no identificado del que ha sido testigo. La información será confidencial y será usada con fines de investigación. Su identidad se considerará confidencial”, se lee en el documento que los testigos tenían que firmar.
El comandante® Julio Chamorro recuerda que durante los dos años, aproximadamente, que él permaneció al mando recibieron un promedio de tres casos diarios. Todos eran guardados digitalmente. Extrañamente, el 2004 robaron las computadoras de estas instalaciones y con ellas se habría ido parte de los expedientes clasificados, cuenta Chamorro.
El caso que se logró investigar a detalle fue el incidente registrado el 13 de abril del 2001 en Chulucanas (Piura), cuando más de cien personas participaban de la procesión del Señor Cautivo de Ayabaca. Unas luces anaranjadas y rojizas, de movimientos continuos y organizados, fueron grabadas por Iván Iza, un aficionado que registraba la peregrinación.
El informe final fue redactado por Anthony Choy y presentado ante el alto mando de la FAP el 19 de noviembre del 2002, en el cuartel general de esta institución. Allí lo recibió el general FAP César Cortez Mansilla y otros 10 oficiales. En el documento se da cuenta del análisis de las tres grabaciones hechas en el lugar: 13 de octubre, 25 de octubre y 15 de noviembre del 2001.
El modelo de la Oifaa está inspirado en el Comité de Estudios y Fenómenos Aéreos Anómalos de Chile, oficina creada en 1997 bajo la tutela de la Dirección de Aeronáutica Civil de este país. Son ellos los que —como acá— manejan los reportes de fenómenos aéreos extraños o no identificados, en cooperación con especialistas en aeronáutica.
Según el capitán del Ejército Chileno Rodrigo Bravo, hasta el momento este comité ha elaborado 9 informes oficiales sobre estos fenómenos. “Esto ha ayudado a crear una conciencia en las tripulaciones, las cuales hoy en día mantienen una postura abierta para informar sobre estos encuentros y cooperan así con la seguridad aérea”, manifiesta.
SE ABREN LOS ARCHIVOS
El evento, difundido en todo el país, que dio origen a la creación de la Oifaa fue el avistamiento de un objeto luminoso de forma irregular sobre el cielo de La Molina el 26 de abril del 2001. La familia Bazalar, moradora de la urbanización Las Viñas, filmó la luz durante dos madrugadas seguidas. Sin embargo, las investigaciones del ahora ex miembro de la Oifaa, Anthony Choy, desbaratan la posibilidad de que se hubiera tratado de un objeto volador no identificado. En realidad fue el planeta Venus, que ese día tuvo su mayor acercamiento a la Tierra.
“Por eso es importante que el Gobierno Peruano haga públicos sus archivos de este tema, para diferenciar los sucesos auténticos de los falsos”, remarca el investigador.
Desde el año pasado el Gobierno Británico ha comenzado a desclasificar varios expedientes sobre visualizaciones de objetos voladores no identificados. Pero no es el único. Un año antes los gobiernos de Francia, Italia, Canadá e Irlanda hicieron lo mismo. Las FF.AA. de Ecuador harán lo propio en los próximos meses.
En esa línea, Choy presentó el lunes 9 de marzo una carta dirigida al ministro de Defensa, Ántero Flores-Aráoz, en la que solicita la desclasificación de los archivos sobre este tema. “Consideramos que existe mucha información sobre este asunto que aún no ha sido revelada y que es importante que la opinión pública conozca, debido a que involucra casos relevantes para la seguridad nacional, el tránsito nacional y el conocimiento científico y tecnológico”, se lee en la misiva.
El capitán Santa María secunda el pedido: “Debemos tomar este asunto con seriedad y prepararnos para un posible acercamiento futuro con organismos que poseen o controlan tecnología superior a la nuestra”.
EN PUNTOS
El informe Chulucanas
Este informe recoge las conclusiones de la investigación de campo realizada en la ciudad de Chulucanas, provincia de Morropón, departamento de Piura, sobre los eventos y personas involucradas con tres avistamientos de un objeto no identificado.
Estos sucesos fueron grabados en varios vídeos por Iván Iza Nanfaro, habitante de Chulucanas, durante octubre y noviembre del año 2001. Los videos constan en el archivo de la FAP con el código FAA 001 / CHP/02/2002 DINAE/OIFAA.
El informe Chulucanas tiene 84 páginas y fue enviado a los altos mandos el 21 de abril del 2002. Según Anthony Choy, en el Perú existen 21 zonas en las que se registra la mayor cantidad de fenómenos de este tipo. Marcahuasi y Chilca son los más concurridos.
Créditos/noticiasufo.blogspot.pe
“El 11 de abril de 1980 tuve una experiencia de combate aéreo con un objeto volador desconocido que se desplazaba sin contar con los elementos de propulsión y control de vuelo propios de las aeronaves de esa época, y que todavía son requisitos en la actualidad. Dicho objeto realizó maniobras que contravenían las leyes y principios de la aerodinámica. Al analizar el desarrollo del evento e investigar sobre los avances tecnológicos en el medio aeronáutico y aeroespacial, no llegamos a encontrar ningún artificio o aparato que hubiera podido efectuar las maniobras que este realizó”.
Óscar Santa María Huertas /Img/republica.com.uy |
Este es el testimonio del capitán Óscar Santa María Huertas, oficial de la FAP y piloto, hoy en retiro. La persecución de Santa María, a bordo de un Sukhói, al objeto desconocido, —que describió con la forma de un foco y una base metálica— fue vista por todos los soldados y oficiales que se encontraban entonces en la base aérea de La Joya, en Arequipa. Los altos mandos creyeron que podría tratarse de una nave espía, ya que en aquellos años las relaciones con Chile eran bastante tensas.
El Departamento de Defensa de EE.UU. envió incluso al Perú un agente para que recogiera los detalles del suceso. Este elaboró un reporte confidencial el 5 de octubre de 1980. En este documento —al que El Comercio tuvo acceso— se precisa que el objeto ingresó a una área restringida del cuartel general, “por lo que el comando responsable de la base ordenó su inmediato derribo”.
Santa María explica —29 años después— que cuando esto ocurrió, sus superiores acordaron “no elaborar ningún informe interno para que la noticia no sea conocida por personas ajenas al ámbito militar y así evitar que intenten, por motivos científicos o por curiosidad, ingresar a la base aérea que poseía material soviético de guerra único en Sudamérica”. Nadie explica hoy cómo los estadounidenses se enteraron.
Tuvieron que pasar 21 años para que las Fuerzas Armadas decidieran analizar con seriedad este tema. Así, con la ordenanza interna 55 del 2001 y durante la gestión del general del aire Jorge Del Carpio, la Fuerza Aérea Peruana (FAP) creó la Oficina de Investigación de Fenómenos Aéreos Anómalos (Oifaa), adscrita a la Dirección Nacional de Intereses Aeroespaciales (Dinae), pero que ahora tiene el rango de departamento: Difaa.
LOS PRIMEROS REPORTES
Inicialmente, la oficina estuvo bajo la batuta del comandante Julio Chamorro y estuvo integrada por Abraham Ramírez Lituma (experto en derecho espacial), Hernán Rivas Machuca (ingeniero aeronáutico), Patricia Mezet (bibliotecóloga), Fernando Fuenzalida (antropólogo) y Anthony Choy (abogado e investigador de estos fenómenos).
Actualmente la Difaa cuenta con personal y recursos propios y funciona en la cuadra 52 de la avenida Arequipa, en Miraflores. Está compuesta por un oficial y dos asesores. En la FAP no dieron mayor información.
Desde que la Oifaa se fundó comenzó a recibir alrededor de cuatro o cinco testimonios semanales sobre supuestos avistamientos. Los testigos eran sometidos a un exhaustivo cuestionario de 17 páginas elaborado por el equipo investigador.
“Este documento ha sido preparado para que usted pueda proporcionar a la FAP el máximo de información relativa al fenómeno no identificado del que ha sido testigo. La información será confidencial y será usada con fines de investigación. Su identidad se considerará confidencial”, se lee en el documento que los testigos tenían que firmar.
El comandante® Julio Chamorro recuerda que durante los dos años, aproximadamente, que él permaneció al mando recibieron un promedio de tres casos diarios. Todos eran guardados digitalmente. Extrañamente, el 2004 robaron las computadoras de estas instalaciones y con ellas se habría ido parte de los expedientes clasificados, cuenta Chamorro.
El caso que se logró investigar a detalle fue el incidente registrado el 13 de abril del 2001 en Chulucanas (Piura), cuando más de cien personas participaban de la procesión del Señor Cautivo de Ayabaca. Unas luces anaranjadas y rojizas, de movimientos continuos y organizados, fueron grabadas por Iván Iza, un aficionado que registraba la peregrinación.
El informe final fue redactado por Anthony Choy y presentado ante el alto mando de la FAP el 19 de noviembre del 2002, en el cuartel general de esta institución. Allí lo recibió el general FAP César Cortez Mansilla y otros 10 oficiales. En el documento se da cuenta del análisis de las tres grabaciones hechas en el lugar: 13 de octubre, 25 de octubre y 15 de noviembre del 2001.
El modelo de la Oifaa está inspirado en el Comité de Estudios y Fenómenos Aéreos Anómalos de Chile, oficina creada en 1997 bajo la tutela de la Dirección de Aeronáutica Civil de este país. Son ellos los que —como acá— manejan los reportes de fenómenos aéreos extraños o no identificados, en cooperación con especialistas en aeronáutica.
Según el capitán del Ejército Chileno Rodrigo Bravo, hasta el momento este comité ha elaborado 9 informes oficiales sobre estos fenómenos. “Esto ha ayudado a crear una conciencia en las tripulaciones, las cuales hoy en día mantienen una postura abierta para informar sobre estos encuentros y cooperan así con la seguridad aérea”, manifiesta.
SE ABREN LOS ARCHIVOS
El evento, difundido en todo el país, que dio origen a la creación de la Oifaa fue el avistamiento de un objeto luminoso de forma irregular sobre el cielo de La Molina el 26 de abril del 2001. La familia Bazalar, moradora de la urbanización Las Viñas, filmó la luz durante dos madrugadas seguidas. Sin embargo, las investigaciones del ahora ex miembro de la Oifaa, Anthony Choy, desbaratan la posibilidad de que se hubiera tratado de un objeto volador no identificado. En realidad fue el planeta Venus, que ese día tuvo su mayor acercamiento a la Tierra.
“Por eso es importante que el Gobierno Peruano haga públicos sus archivos de este tema, para diferenciar los sucesos auténticos de los falsos”, remarca el investigador.
Desde el año pasado el Gobierno Británico ha comenzado a desclasificar varios expedientes sobre visualizaciones de objetos voladores no identificados. Pero no es el único. Un año antes los gobiernos de Francia, Italia, Canadá e Irlanda hicieron lo mismo. Las FF.AA. de Ecuador harán lo propio en los próximos meses.
En esa línea, Choy presentó el lunes 9 de marzo una carta dirigida al ministro de Defensa, Ántero Flores-Aráoz, en la que solicita la desclasificación de los archivos sobre este tema. “Consideramos que existe mucha información sobre este asunto que aún no ha sido revelada y que es importante que la opinión pública conozca, debido a que involucra casos relevantes para la seguridad nacional, el tránsito nacional y el conocimiento científico y tecnológico”, se lee en la misiva.
El capitán Santa María secunda el pedido: “Debemos tomar este asunto con seriedad y prepararnos para un posible acercamiento futuro con organismos que poseen o controlan tecnología superior a la nuestra”.
EN PUNTOS
El informe Chulucanas
Este informe recoge las conclusiones de la investigación de campo realizada en la ciudad de Chulucanas, provincia de Morropón, departamento de Piura, sobre los eventos y personas involucradas con tres avistamientos de un objeto no identificado.
Estos sucesos fueron grabados en varios vídeos por Iván Iza Nanfaro, habitante de Chulucanas, durante octubre y noviembre del año 2001. Los videos constan en el archivo de la FAP con el código FAA 001 / CHP/02/2002 DINAE/OIFAA.
El informe Chulucanas tiene 84 páginas y fue enviado a los altos mandos el 21 de abril del 2002. Según Anthony Choy, en el Perú existen 21 zonas en las que se registra la mayor cantidad de fenómenos de este tipo. Marcahuasi y Chilca son los más concurridos.
Créditos/noticiasufo.blogspot.pe
No hay comentarios:
Publicar un comentario