Alan García anunció su muerte con anticipación
Cuando Alan García retornó de su exilio en Colombia y Francia, en el año 2001, trazó su destino en el discurso final de campaña: “No sé a dónde me lleve la vida. No sé si me lleve a la muerte, pero aquí estoy entregando todo lo que soy al servicio de la Patria”.
Y lo llevó a la muerte porque su trágico suicidio que remeció el país ayer miércoles 17 de abril de 2019 en esta capital, también fue una partida repetidamente anunciada.
Y es que en su entorno más cercano dijo, en reiteradas oportunidades, que primero se encontraría con la muerte antes de ser engrilletado y exhibido con chaleco de prisionero para luego ser encarcelado por sus enemigos.
“No voy a permitir, solo porque un grupo de miserables así lo han decidido, verme sentado en el banquillo de los acusados”, fueron sus palabras, añadiendo que una de sus preocupaciones centrales era el futuro del Partido Aprista.
“Yo no soy [Ollanta] Humala, yo soy el líder del partido histórico de Haya de la Torre y jamás voy a permitir que lo perjudiquen”, subrayó.
En entrevista con RPP Noticias, el último martes, el expresidente también presagió su final. “Es una situación fea y si la Patria llega a convencerse de que tengo algo que pagar, pues es la Patria. (…). Confío en la historia. Soy cristiano. Creo en la vida después de la muerte”, señaló reflexivo.
Es más, en su última clase del Instituto de Gobierno de la Universidad San Martín de Porres, donde era director, García Pérez habló mucho de Augusto B. Leguía, el expresidente que murió en forma ignominiosa en prisión en el siglo XX. “Me ha faltado hacerle un homenaje”, explicó.
Añadió, ante un auditorio sorprendido, que él iba mucho al panteón y le gustaba hacerlo porque finalmente “terminaré ahí y me quiero ir acostumbrando (…)” a una tumba que ya tenía reservada.
EL DESENLACE
La clarinada de la crónica de la muerte anunciada tuvo lugar el 17 noviembre de 2018 cuando el desaparecido líder aprista volvió al Perú desde Madrid para declarar en el marco de las investigaciones del caso Odebrecht y grande fue su sorpresa cuando el fiscal anunció que sería investigado por colusión agravada y lavado de activos.
Informado de cómo se armaba en ese entonces su primera detención desde la Fiscalía que despacha José Domingo Pérez, quien habría filtrado información reservada al portal IDL Reporteros, solicitó asilo político en la embajada de Uruguay, en Lima, llevando consigo una pistola para acabar con su vida, si acaso los agentes del gobierno de Martín Vizcarra lo detenían, según fuente confiable.
Pero, a las pocas semanas, el 3 de diciembre de ese año, el gobierno del socialdemócrata Tabaré Vásquez le denegó el asilo con el argumento de que en el Perú se respetaba la independencia de poderes y que no había persecución política.
CASO ODEBRECHT
Como es público, García era investigado por los delitos de colusión y lavado de activos en el caso de los sobornos pagados por Odebrecht a funcionarios de su segundo Gobierno para la construcción de la Línea 1 del Metro de Lima.
Por ello la Justicia le ordenó un impedimento de salida por 18 meses que García intentó evadir pidiendo el citado asilo político a Uruguay.
Durante ese tiempo, la investigación fiscal sumó diversos indicios contra García, como las siglas ‘AG’ en una agenda de Marcelo Odebrecht, expresidente de la empresa brasileña, y el pago de 100,000 dólares de la misma constructora a cambio de una conferencia brindada en 2012 en Sao Paulo.
Asimismo, los sobornos detectados por la Fiscalía de más de 4 millones de dólares pagados por Odebrecht a su exsecretario, Luis Nava, en cuentas de paraísos fiscales; los pagos de Odebrecht a Miguel Atala, exdirector de la estatal Petroperú durante su gobierno; y la declaración pendiente a la Fiscalía de Jorge Barata, exsuperintendente de Odebrecht en Perú, resume la agencia Efe.
Así es como llegó la trágica muerte anunciada de Alan García, que en la madrugada de ayer se disparó un certero balazo en la sien cuando iba a ser detenido provisionalmente por diez días, poniendo fin a una vida azarosa marcada por acusaciones políticas, asilos, exilios, juicios, escándalos y persecuciones que jalonaron su biografía desde que a los 36 años asumió por primera vez la Presidencia de la República en julio de 1985.
Para el excanciller Luis Gonzales Posada la desaparición de su amigo Alan García “es el resultado de una larguísima campaña de insultos y calumnias promovida, principalmente, por los Humala y por los canales 4 y N manejados por una colombiana autorizada por los Miró Quesada. Esta semana se pasearon por todos los programas [Gustavo] Gorritti y [Pedro] Cateriano”.
CRONOLOGÍA
Alrededor de las 6:14 de la mañana de ayer, el fiscal miembro del Equipo Especial del Caso Lava Jato, Henry Amenábar, y cinco agentes de la División de Investigaciones de Alta Complejidad (Diviac) llegaron hasta la vivienda del exjefe de Estado ubicada en el distrito de Miraflores para hacer efectiva la medida cautelar que resolvió la Corte Superior de Justicia Especializada en Delitos de Crimen Organizado y de Corrupción de Funcionarios.
Según un video difundido, los agentes de la Policía Nacional y personal de la Fiscalía ingresaron a la vivienda de García luego que los miembros de la escolta, encargados de brindarle seguridad al exmandatario, procedieran a abrir la puerta de la vivienda.
Según se pudo conocer, el expresidente bajó hasta el descanso de la escalera de su casa para atender al fiscal y consultarle el motivo de su presencia. El fiscal se habría limitado a pedirle que baje para que “firme un documento”.
Es en ese momento en que García habría insistido en conocer el motivo de la presencia del fiscal y los policías, y, ante la negativa del representante del Ministerio Público, el expresidente regresó a su habitación.
Minutos después, los agentes y el fiscal escucharon un disparo y de inmediato subieron y entraron a la habitación y encontraron a García sentado en un baño de sangre.
De inmediato el líder aprista fue trasladado en su camioneta por su chofer y acompañado por uno de los efectivos policiales, pero no en dirección al Instituto de Medicina Legal, como pensaban los periodistas, sino al hospital Casimiro Ulloa de Miraflores, donde inmediatamente fue ingresado al área de trauma shock.
Los rumores de su posible deceso comenzaron a circular desde las 7:30 de la mañana, cuando peritos de Criminalística ingresaron al hospital Casimiro Ulloa donde analizarían la bala que tenía orificio de entrada y salida en el cráneo del expresidente.
Al nosocomio también llegaron los familiares del exmandatario, congresistas y militantes del Partido Aprista Peruano (PAP) y simpatizantes que no dejaron de pronunciar arengas.
La información del fallecimiento inmediato del exmandatario fue desmentida a los pocos minutos por la ministra de Salud, Zulema Tomás Gonzales, quien aseguró que se trataba de información falsa difundida en redes sociales.
Además, según detalló la ministra, Alan García había sufrido tres paros cardiorrespiratorios, de los cuales había sido recuperado por los especialistas del hospital, pero esos episodios traumáticos habrían complicado mucho más el estado de salud en el que se encontraba.
Tras un largo vía crucis, exactamente a las 10:25 de la mañana, se difundió la información del deceso de Alan García. A través de un comunicado oficial, el hospital Casimiro Ulloa precisó que la muerte se produjo a las 10:05 de la mañana “producto de una hemorragia cerebral masiva por proyectil de arma de fuego y paro cardiorrespiratorio”.
“El expresidente ingresó al hospital a las 6:45 horas con el diagnóstico de impacto TEC grave por proyectil de arma de fuego y hemorragia incontrolable de base del cráneo. Posteriormente ingresó a la Sala de Operaciones a las 7:17 horas”, detalla el documento.
EL ARMA
El arma que usó el expresidente Alan García para terminar con su vida le pertenecía. El líder aprista tenía permisos y licencias para nueve armas de fuego, entre ellas una escopeta y una carabina, además de pistolas y revólveres, según el registro oficial de la oficina que otorga esas autorizaciones.
La versión del ministro del Interior
El ministro del Interior, Carlos Morán, brindó una conferencia de prensa para informar detalles sobre lo ocurrido cuando efectivos policiales se disponían a detener al expresidente Alan García al interior de su vivienda.
Morán confirmó que el equipo de la Diviac llegó a las 6:30 a.m. al domicilio de Alan García y le comunicó sobre la ejecución de esa medida judicial. En ese momento, el expresidente, quien se encontraba en la escalera del segundo piso, les respondió que iba a hacer una llamada a su abogado e ingresó a su habitación y cerró la puerta.
A los pocos minutos se escuchó el disparo de un arma de fuego. “La Policía forzó el ingreso a la habitación y encontró al señor García en posición de sentado y con una herida en la cabeza. Inmediatamente, sin perder tiempo, la Policía procedió a trasladar al señor García Pérez al hospital Casimiro Ulloa y se suspendió la diligencia”, puntualizó Morán.
DUELO NACIONAL
El Gobierno de Martín Vizcarra declaró, a través de un decreto supremo, duelo nacional los días 17, 18 y 19 de abril por la muerte de Alan García.
Créditos/expreso.com.pe
“Yo no soy Humala, yo soy el líder del partido histórico de Haya de la Torre y jamás voy a permitir que lo perjudiquen”, subrayó.
Cuando Alan García retornó de su exilio en Colombia y Francia, en el año 2001, trazó su destino en el discurso final de campaña: “No sé a dónde me lleve la vida. No sé si me lleve a la muerte, pero aquí estoy entregando todo lo que soy al servicio de la Patria”.
Y lo llevó a la muerte porque su trágico suicidio que remeció el país ayer miércoles 17 de abril de 2019 en esta capital, también fue una partida repetidamente anunciada.
Y es que en su entorno más cercano dijo, en reiteradas oportunidades, que primero se encontraría con la muerte antes de ser engrilletado y exhibido con chaleco de prisionero para luego ser encarcelado por sus enemigos.
“No voy a permitir, solo porque un grupo de miserables así lo han decidido, verme sentado en el banquillo de los acusados”, fueron sus palabras, añadiendo que una de sus preocupaciones centrales era el futuro del Partido Aprista.
“Yo no soy [Ollanta] Humala, yo soy el líder del partido histórico de Haya de la Torre y jamás voy a permitir que lo perjudiquen”, subrayó.
En entrevista con RPP Noticias, el último martes, el expresidente también presagió su final. “Es una situación fea y si la Patria llega a convencerse de que tengo algo que pagar, pues es la Patria. (…). Confío en la historia. Soy cristiano. Creo en la vida después de la muerte”, señaló reflexivo.
Es más, en su última clase del Instituto de Gobierno de la Universidad San Martín de Porres, donde era director, García Pérez habló mucho de Augusto B. Leguía, el expresidente que murió en forma ignominiosa en prisión en el siglo XX. “Me ha faltado hacerle un homenaje”, explicó.
Añadió, ante un auditorio sorprendido, que él iba mucho al panteón y le gustaba hacerlo porque finalmente “terminaré ahí y me quiero ir acostumbrando (…)” a una tumba que ya tenía reservada.
EL DESENLACE
La clarinada de la crónica de la muerte anunciada tuvo lugar el 17 noviembre de 2018 cuando el desaparecido líder aprista volvió al Perú desde Madrid para declarar en el marco de las investigaciones del caso Odebrecht y grande fue su sorpresa cuando el fiscal anunció que sería investigado por colusión agravada y lavado de activos.
Informado de cómo se armaba en ese entonces su primera detención desde la Fiscalía que despacha José Domingo Pérez, quien habría filtrado información reservada al portal IDL Reporteros, solicitó asilo político en la embajada de Uruguay, en Lima, llevando consigo una pistola para acabar con su vida, si acaso los agentes del gobierno de Martín Vizcarra lo detenían, según fuente confiable.
Pero, a las pocas semanas, el 3 de diciembre de ese año, el gobierno del socialdemócrata Tabaré Vásquez le denegó el asilo con el argumento de que en el Perú se respetaba la independencia de poderes y que no había persecución política.
CASO ODEBRECHT
Como es público, García era investigado por los delitos de colusión y lavado de activos en el caso de los sobornos pagados por Odebrecht a funcionarios de su segundo Gobierno para la construcción de la Línea 1 del Metro de Lima.
Por ello la Justicia le ordenó un impedimento de salida por 18 meses que García intentó evadir pidiendo el citado asilo político a Uruguay.
Durante ese tiempo, la investigación fiscal sumó diversos indicios contra García, como las siglas ‘AG’ en una agenda de Marcelo Odebrecht, expresidente de la empresa brasileña, y el pago de 100,000 dólares de la misma constructora a cambio de una conferencia brindada en 2012 en Sao Paulo.
Asimismo, los sobornos detectados por la Fiscalía de más de 4 millones de dólares pagados por Odebrecht a su exsecretario, Luis Nava, en cuentas de paraísos fiscales; los pagos de Odebrecht a Miguel Atala, exdirector de la estatal Petroperú durante su gobierno; y la declaración pendiente a la Fiscalía de Jorge Barata, exsuperintendente de Odebrecht en Perú, resume la agencia Efe.
Así es como llegó la trágica muerte anunciada de Alan García, que en la madrugada de ayer se disparó un certero balazo en la sien cuando iba a ser detenido provisionalmente por diez días, poniendo fin a una vida azarosa marcada por acusaciones políticas, asilos, exilios, juicios, escándalos y persecuciones que jalonaron su biografía desde que a los 36 años asumió por primera vez la Presidencia de la República en julio de 1985.
Para el excanciller Luis Gonzales Posada la desaparición de su amigo Alan García “es el resultado de una larguísima campaña de insultos y calumnias promovida, principalmente, por los Humala y por los canales 4 y N manejados por una colombiana autorizada por los Miró Quesada. Esta semana se pasearon por todos los programas [Gustavo] Gorritti y [Pedro] Cateriano”.
CRONOLOGÍA
Alrededor de las 6:14 de la mañana de ayer, el fiscal miembro del Equipo Especial del Caso Lava Jato, Henry Amenábar, y cinco agentes de la División de Investigaciones de Alta Complejidad (Diviac) llegaron hasta la vivienda del exjefe de Estado ubicada en el distrito de Miraflores para hacer efectiva la medida cautelar que resolvió la Corte Superior de Justicia Especializada en Delitos de Crimen Organizado y de Corrupción de Funcionarios.
Según un video difundido, los agentes de la Policía Nacional y personal de la Fiscalía ingresaron a la vivienda de García luego que los miembros de la escolta, encargados de brindarle seguridad al exmandatario, procedieran a abrir la puerta de la vivienda.
Según se pudo conocer, el expresidente bajó hasta el descanso de la escalera de su casa para atender al fiscal y consultarle el motivo de su presencia. El fiscal se habría limitado a pedirle que baje para que “firme un documento”.
Es en ese momento en que García habría insistido en conocer el motivo de la presencia del fiscal y los policías, y, ante la negativa del representante del Ministerio Público, el expresidente regresó a su habitación.
Minutos después, los agentes y el fiscal escucharon un disparo y de inmediato subieron y entraron a la habitación y encontraron a García sentado en un baño de sangre.
De inmediato el líder aprista fue trasladado en su camioneta por su chofer y acompañado por uno de los efectivos policiales, pero no en dirección al Instituto de Medicina Legal, como pensaban los periodistas, sino al hospital Casimiro Ulloa de Miraflores, donde inmediatamente fue ingresado al área de trauma shock.
Los rumores de su posible deceso comenzaron a circular desde las 7:30 de la mañana, cuando peritos de Criminalística ingresaron al hospital Casimiro Ulloa donde analizarían la bala que tenía orificio de entrada y salida en el cráneo del expresidente.
Al nosocomio también llegaron los familiares del exmandatario, congresistas y militantes del Partido Aprista Peruano (PAP) y simpatizantes que no dejaron de pronunciar arengas.
La información del fallecimiento inmediato del exmandatario fue desmentida a los pocos minutos por la ministra de Salud, Zulema Tomás Gonzales, quien aseguró que se trataba de información falsa difundida en redes sociales.
Además, según detalló la ministra, Alan García había sufrido tres paros cardiorrespiratorios, de los cuales había sido recuperado por los especialistas del hospital, pero esos episodios traumáticos habrían complicado mucho más el estado de salud en el que se encontraba.
Tras un largo vía crucis, exactamente a las 10:25 de la mañana, se difundió la información del deceso de Alan García. A través de un comunicado oficial, el hospital Casimiro Ulloa precisó que la muerte se produjo a las 10:05 de la mañana “producto de una hemorragia cerebral masiva por proyectil de arma de fuego y paro cardiorrespiratorio”.
“El expresidente ingresó al hospital a las 6:45 horas con el diagnóstico de impacto TEC grave por proyectil de arma de fuego y hemorragia incontrolable de base del cráneo. Posteriormente ingresó a la Sala de Operaciones a las 7:17 horas”, detalla el documento.
EL ARMA
El arma que usó el expresidente Alan García para terminar con su vida le pertenecía. El líder aprista tenía permisos y licencias para nueve armas de fuego, entre ellas una escopeta y una carabina, además de pistolas y revólveres, según el registro oficial de la oficina que otorga esas autorizaciones.
La versión del ministro del Interior
El ministro del Interior, Carlos Morán, brindó una conferencia de prensa para informar detalles sobre lo ocurrido cuando efectivos policiales se disponían a detener al expresidente Alan García al interior de su vivienda.
Morán confirmó que el equipo de la Diviac llegó a las 6:30 a.m. al domicilio de Alan García y le comunicó sobre la ejecución de esa medida judicial. En ese momento, el expresidente, quien se encontraba en la escalera del segundo piso, les respondió que iba a hacer una llamada a su abogado e ingresó a su habitación y cerró la puerta.
A los pocos minutos se escuchó el disparo de un arma de fuego. “La Policía forzó el ingreso a la habitación y encontró al señor García en posición de sentado y con una herida en la cabeza. Inmediatamente, sin perder tiempo, la Policía procedió a trasladar al señor García Pérez al hospital Casimiro Ulloa y se suspendió la diligencia”, puntualizó Morán.
DUELO NACIONAL
El Gobierno de Martín Vizcarra declaró, a través de un decreto supremo, duelo nacional los días 17, 18 y 19 de abril por la muerte de Alan García.
Créditos/expreso.com.pe
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