Susana Villarán forma parte del IDL financiado por Soros
IDL, libertad de prensa y poder
Por supuesto que ningún periodista puede revelar sus fuentes. La ley y los convenios internacionales lo protegen. Asimismo, sean los reporteros de la ONG Instituto de Defensa Legal (IDL) o los periodistas de cualquier medio de comunicación, jamás pueden ser impedidos de divulgar audios o el material que consideren conveniente con el objetivo de informar asuntos públicos o denunciar, a través de contenidos periodísticos, la corrupción existente en el país porque ese es su deber y su derecho.
De modo que se tiene que brindar todo el respaldo a los periodistas del IDL, quienes obtuvieron audios reveladores y los publicaron con el afán de denunciar las mafias reinantes en la administración de justicia y en otras entidades del Estado. Sin embargo, una cosa es el ejercicio regular de un derecho en el campo periodístico y otro asunto muy distinto es el papel, la estrategia política, los objetivos de poder y las conexiones amicales de la mencionada ONG y que están tan activos en sus predios.
En tal virtud, los fundadores del IDL, entre cuyos nombres está la exalcaldesa Susana Villarán, quien incluso dirigía por años un programa radial antes que mi amigo Glatzer Tuesta, son los más llamados a exhibir ante la opinión pública nacional e internacional sus credenciales más inocuas en aras de la integridad y transparencia. Al respecto, ¿sus fuentes, que pueden provenir de la Fiscalía, acaso no les han proporcionado audios de Villarán y la “gentita” de Odebrecht?
En ese marco, no podrán negar que su actuación en muchos aspectos resulta ser la de un sucedáneo de partido político, con grandes recursos provenientes de donaciones no esclarecidas del todo, con una estructura organizacional conformada por excuadros de la izquierda marxista, con intereses particulares o lobbies, con locales, infraestructura y medios de comunicación al servicio de la libertad de prensa pero también a merced de sus tácticas más ocultas en el complejo juego del poder.
Paradójicamente, los ejecutivos del IDL, otrora militantes de la Izquierda Unida, entre otros cenáculos del variopínto y atomizado marxismo ochentero, hace más de treinta años que fundaron esa ONG con el objetivo de ganarse los fréjoles, realizando consultorías, implementando reformas y ganando contratos con el Estado; y eso no está mal, pero que lo digan con todas sus letras porque a veces ¿cuántos negociados se cometen en nombre de la libertad de prensa? Lo que no quita por ventura meter presos −y por largos años− a los corruptos que descubra IDL-Reporteros, pues debe seguir haciéndolo y en eso nadie le quita sus méritos.
Créditos/expreso.com.pe/expreso.com.pe/Rafael Romero
El Instituto de Defensa Legal (IDL), la ONG de la que forma o formaba parte Susana Villarán, y del que depende IDL-Reporteros de Gustavo Gorriti, ha recibido en los últimos tres años 1.3 millones de dólares del megaespeculador y legalizador de las drogas George Soros. Cerca de un millón de esos verdes fue destinado a financiar el “periodismo independiente” que defiende o encubre a la ex alcaldesa regalona de los peajes de Lima tanto a Odebrecht como a OAS.
IDL, libertad de prensa y poder
Por supuesto que ningún periodista puede revelar sus fuentes. La ley y los convenios internacionales lo protegen. Asimismo, sean los reporteros de la ONG Instituto de Defensa Legal (IDL) o los periodistas de cualquier medio de comunicación, jamás pueden ser impedidos de divulgar audios o el material que consideren conveniente con el objetivo de informar asuntos públicos o denunciar, a través de contenidos periodísticos, la corrupción existente en el país porque ese es su deber y su derecho.
De modo que se tiene que brindar todo el respaldo a los periodistas del IDL, quienes obtuvieron audios reveladores y los publicaron con el afán de denunciar las mafias reinantes en la administración de justicia y en otras entidades del Estado. Sin embargo, una cosa es el ejercicio regular de un derecho en el campo periodístico y otro asunto muy distinto es el papel, la estrategia política, los objetivos de poder y las conexiones amicales de la mencionada ONG y que están tan activos en sus predios.
En tal virtud, los fundadores del IDL, entre cuyos nombres está la exalcaldesa Susana Villarán, quien incluso dirigía por años un programa radial antes que mi amigo Glatzer Tuesta, son los más llamados a exhibir ante la opinión pública nacional e internacional sus credenciales más inocuas en aras de la integridad y transparencia. Al respecto, ¿sus fuentes, que pueden provenir de la Fiscalía, acaso no les han proporcionado audios de Villarán y la “gentita” de Odebrecht?
En ese marco, no podrán negar que su actuación en muchos aspectos resulta ser la de un sucedáneo de partido político, con grandes recursos provenientes de donaciones no esclarecidas del todo, con una estructura organizacional conformada por excuadros de la izquierda marxista, con intereses particulares o lobbies, con locales, infraestructura y medios de comunicación al servicio de la libertad de prensa pero también a merced de sus tácticas más ocultas en el complejo juego del poder.
Paradójicamente, los ejecutivos del IDL, otrora militantes de la Izquierda Unida, entre otros cenáculos del variopínto y atomizado marxismo ochentero, hace más de treinta años que fundaron esa ONG con el objetivo de ganarse los fréjoles, realizando consultorías, implementando reformas y ganando contratos con el Estado; y eso no está mal, pero que lo digan con todas sus letras porque a veces ¿cuántos negociados se cometen en nombre de la libertad de prensa? Lo que no quita por ventura meter presos −y por largos años− a los corruptos que descubra IDL-Reporteros, pues debe seguir haciéndolo y en eso nadie le quita sus méritos.
Créditos/expreso.com.pe/expreso.com.pe/Rafael Romero
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